martes, 19 de junio de 2007

A LAS DURAS...

Hoy Roma me ha quitado la cara, no me mira, me huye.
¿Cuánto tiempo más vas a jugar conmigo?

PROMESAS

Desde que el año pasado decidir marcharme de Córdoba una idea no dejó nunca de rondarme la cabeza: el día que el Córdoba juegue de nuevo el partido decisivo para lograr el ascenso yo estaré allí para vivirlo. Era como una promesa a mí mismo. Ayer, mientras miraba correos y charlaba con los amigos y la familia, no me pude contener y, a pesar de estar más tieso que una regla, he decidido que las promesas están para cumplirlas. ¿Por qué no voy a ser partícipe de mi sueño? No te preocupes Córdoba, que allí estaré...

FLIRTEO

Roma empieza a tirarme los tiestos de nuevo, quiere seducirme. Ayer me regaló un concierto de Amancio Prada (que nada tiene que ver con el de los bolsos italianos) en la Iglesia Española de Santiago y Monserrat, que se encuentra en una calle paralela a la Via Giulia. Con estas cositas es dificil que me pueda resistir. Sigue por ese camino...

MORRICONE


El sábado 16 de junio tuve la ocasión de asistir a uno de los conciertos más inolvidables de los que he asistido en mi vida, el de Ennio Morricone en la Villa Reale di Monza, que, por otro lado, es un lugar de ensueño. Desde hace muchos años, Ennio Morricone fue el compositor de la música de muchos periodos de mi vida. Quizá para la memoria colectiva quedan las míticas bandas sonoras realizadas para los "spaghetti western" de Sergio Leone. Sin embargo a mí, sin duda, son tres los recuerdos musicales, nada rebuscados por cierto, que han marcado diferentes momentos de mi vida.

El primero de ellos es la música compuesta para la película de la Misión, con la que acabó el concierto que tuve el placer de disfrutar el otro día. En ese momento, cerraba los ojos y por mi cabeza se paseaban las imágenes de la película al tiempo que un hormigueo recorría mi cuerpo de arriba a abajo. Música interiorizada, vivida, que al sentir sus notas, sus acordes, la cabeza se llena de imágenes fugaces, de momentos asociados que son ya parte de uno mismo. Leí el otro día que ahora que está tan de moda la memoria nadie se acuerda de la importancia del olvido. Estoy de acuerdo en que el olvido es algo tan inherente a la persona como la propia memoria, pero es indudable que lo que perdura en el recuerdo es aquello que marca, que deja huella perenne en nosotros. Estas notas son parte de mi memoria y ya no pueden caer en el olvido.

Las otras dos bandas sonoras inolvidables son Nuovo Cinema Paradiso y Il Postino. La primera va asociada a Carmen, mi "primera" Carmen que, aunque ella no lo sepa, me hizo dar un salto hacia adelante y ayudarme a crecer, por lo que siempre tendrá un rincón en mi corazón. Gracias por todo lo que me enseñaste a descubrir, gracias por regalarme esta música.

La segunda es, sin duda, la melodía que más me emociona de todas cuanto he oido, la que más me conmueve, aunque para los entendidos seguro que será simplemente una más entre las más de 300 bandas sonoras del maestro.

Desde el primer día que la sentí viendo la película, esa música me llenó, me cautivó de tal manera que nunca más se apartó de mí. Es la banda sonora de mi vida, que el maestro no incluyó en el programa el otro día, pero no importa, sus notas sonarán siempre en mi interior. Y soñare a la Cucinotta en el futbolín, y a Troisi que la observa con la mirada inocente...

Morricone volvió a poner música a uno de los momentos más especiales de mi vida. Tú lo sabes.

Mientras la música suena, me llega la noticia de que en Córdoba cierra sus puertas para siempre el cine Isabel La Católica, un clásico. Las bandas sonoras que vendrán tendrán que buscar un nuevo cobijo en la ciudad cultural...