lunes, 11 de junio de 2007

ENROMADO


No me amilano, no. Después de un año largo en Italia, en la gris Milano. A pesar de todo, haciendo justicia, debo decir que allá disfruté de la vida más de lo que podía imaginar al llegar por primera vez, pero la maleta se cerró de nuevo, el coche se cargó hasta los topes, y la autopista se abrió de nuevo para llevarme derecho a donde llegan todos los caminos, si señor, a la mismísima Roma. ¡Ya me tienes de nuevo aquí, vieja amiga!