domingo, 20 de enero de 2008

FIN DE SEMANA EN ROMA

Los fines de semana son siempre el momento esperado en el que nunca se consigue hacer aquellos que llevas toda la semana pensando. Pero, sea como sea, son el soplo de aire fresco en la rutina semanal.
El fin de semana que está por terminar ha tenido un poquito de todo, vida social, cultural, gastronomía y momentos de relax.
El viernes por la noche estuvimos en el teatro de' servi, justo debajo de la oficina, viendo una obra de una compañía italiana titulada "Non lo dico a nessuno" que, por decirlo de alguna forma, no nos entusiasmó a ninguno de los que fuimos, vamos, que fue un coñazo. Se apuntaron Beatriz y María, dos nuevas compañeras de trabajo, que tuvieron la poca fortuna de debutar en la vida cultural romana con algo de medio pelo. Vendrán cosas mejores, o eso espero.
El sábado, como viene siendo habitual, día de reflexión. Lectura, limpieza del hogar, una peliculita y, por la noche, cena en casita con Carmelilla y Nicco, que se convierten en los primeros amigos "romanos" que se atreven a cruzar la ciudad para venir a visitarme. La cenita estuvo genial, con un repaso a la sociedad, cultura y costumbres de los dos países, todo un clásico cuando nos juntamos españoles e italianos.
El domingo, día de excursión con Felix, Marco y otra pareja amigos de ellos. La zona a visitar fue el Lago Bracciano y alrededores. Por fin, después de un gris sepulcral que parecía no tener fin, el sol vuelve a estos lares y disfrutamos de él todo lo posible, con todas la ganas acumuladas desde casi el comienzo del año.
El sitio al que me llevan es una de los lugares de recreo de la ciudad de Roma, ya que dista algo más de 30 km. El Lazio esconde rincones verdaderamente atractivos, con una riqueza natural más que interesante y unos pueblecitos encantadores, que me ayudan a recuperar la energía y el interés que pierdo durante la semana. Primero fuimos a ver unas cascadas que se encuentran en las inmediaciones de Mazzano Romano, pueblo donde la familia de Luigi tiene una casa con olivos y un pequeño viñedo del que elaboran su propio vino, con unas vistas espectaculares. Un auténtico gustazo a las puertas de la città. De aquí nos fuimos hacia Trevigano Romano, un pequeño pueblo sobre el lago Bracciano, uno de los lagos más importantes de Italia, sobre el cráter de un volcán ya inactivo. Sorpredentemente, el agua es cristalina y como atractivo para el visitante, cisnes, ocas y patos hacen las delicias de los niños y mayores que, entusiasmados, se acercan a la orilla para contemplarlas y de cerca y darles de comer, algo a lo que parecen estar más que acostumbradas estas aves. Trevignano es un pequeño burgo de calles estrechas y casas de piedra coronado por las ruinas de una fortaleza desde la que vemos una espléndida puesta de sol sobre el lago, con la luna apuntado en el otro extremo, amenazando los últimos rayos de luz de esta preciosa tarde.
Siguiendo el perímetro del río, nos dirijimos a Bracciano, donde lo más destacado es su majestuoso castillo, conocido mundialmente por ser el lugar elegido por Tom Cruise para celebrar su último matrimonio. Y la verdad es que no tiene mal gusto el que le recomendó al americano este sitio, nada malo . Como llegamos ya entrada la noche, encontramos cerradas las puertas del castillo, por lo que tendremos que volver para visitarlo dado que alberga un museo bastante atractivo en su interior. Atención, los amigos Luigi y Milena nos recomiendan un restaurante de este pueblo, "Da Regina", para ellos uno de los mejores del Lazio. Tomo nota.
Pues nada, por la noche la visita obligada a Internet, con los resultados de los partidos, charla con la familia y amigos, y a descansar que mañana volvemos a la carga.